8/12/11

La mujer del albañil


Estaba en plan relax ante de salir a batirme el cobre en mi nueva y moderna bicicleta de ciclo turismo, en aquella confitería de marras, con mi maillot y mi culote, marcando paquetillo. Esperaba que la madura y maternal camarera echara sus tetazas sobre mi, como gata en celo, a la hora de pedirme la comanda. Era un juego ya viejo entre nosotros que no pasaba de esos ramalazos felinos.


En esas estaba cuando entró una   pareja alta y esbelta, el cuadrado de espaldas creo que por el deje era de los países del Este, y se sentó en la mesa que había delante de mí, dándome las espaldas, o sea que le veía las espaldas y el cogote.

Ella que era más fea que picio, cuando pasó a mi lado dejaba oír un fru-fru, destilaba un olorcillo de perfume y sexo, y  mostraba por la camisa ibicenca unas tetas puntiagudas y unos pezones saltones, señal de estar en celo y de están siendo manoseados, al  menos eso saqué en conclusión al ver sus aureolas mojaditas de sudor.

El culo era impresionante. ¿Por qué todas las tías feas tienen luego esos culos tan esplendidos y atrayentes) era una faldita de esas cortas de puntilla como si fuera una enagua, no era para menos , estamos en otoño ya hace 24 grados. Impresionante.

Me levanté a pedir mi café y  bollo a mi camarera, y deje ver mi paquetillo marcando bulto en el maillot.. me creí importante, pero al volver a mi asiento ví que el pie de la estupenda acompañante del ucraniano, démosle esta identidad, estaba marcando el impresionante paquete del fulano, que debía tener un pollón de 25 cm.

Vino mi camarera preferida pero como vío que les prestaba  más atención a las tetas y rojo tanga de la vecina que mercaba raja al masajearle el paquete al acompañante, me azotó el café  que ponto dejó cercado en mi “paquetillo” y me dejó además sin sus zalameros arrumacos tetiles. Maldita la hora que entro la vecina de traje ibicenco.

Tome aquello en cuanto pude y fui a sacar la bicicleta del mi coche  cuando me dí de bruces con la pareja que venía por la acera  dándose morreos, y el tío metiéndole la mano por las nalgas  buscando algo….
Se pararon a mi altura un bezo de rosca un magreo rápido y el fulano, sacó de un  trastero pegado a mi coche   sus trastos de “paleta” o sea de albañil y se fue no sin antes magrearle las tetas a su partenaire, en el coche a toda pastilla.

La “ibicenca” llamémosla así me miró de arriba abajo echó cuentas, tomo medidas y yo extrañado de todo ello después de haber dejado aquel pedazo de hombre que era el ucraniano.



Cuando me día cuenta la puta bici deshinchada. Entré al coche a por la bomba de pie al cuando la tipa salío del coche y para abrir el capo , pueso su pompis de cara a mi coche enseñando la tira culera de su  tanga, casi que le ví su cola de ballena. MI Paquete de disparó pero aún así todo era ridículo comparado con el del ucraniano.
Di vueltas sobre mi bici  , cuando  la ibicenca me dijo que si le echaba una mano , me acerqué   y me preguntó

.- Sería usted tan amable de ayudarme pues el  coche no arranca?

Tras varios intentos determiné que aquello era la batería, y le dije lo que creí que era, pero que yo no tenía en ese momento los cables para ayudar a arrancarle el coche.

.- NO se preocupe, yo los tengo en el piso, pero entre otros cables y no se bien cuáles son, y sino tiene inconveniente suba conmigo escoge los que sean, pues mi marido lo tiene todo revuelto, y de paso arreglamos ese desastre que le ha hecho la camarera.

Creo que dije que sí, a la vez que me hacía liliputiense de altura, a la vez que mi paquetillo reducía tamaño. Pasamos al  portal yo detrás ella con la tentación de echarle mano a las nalgas, y ella delante abrió el ascensor y medio paso, y tocó el 15 piso.

A partir de ahí se arrojó a mi con ímpetu, me metió su larga lengua gasta la tráquea, enredó una de sus largas piernas  en las mías y metió su mano por el culote hasta alcanzar mi “PAQUETILLO”!   a  partir de ahí de ahí creí que todo aquello se acababa, pero se  mostraba satisfecha con lo encontró dado el empuje que mostraba, y más cuando me atreví a colocar mis manos sobre aquellas carnes suaves u moldeables de sus nalgas y tiré de la cintilla de su tanga.

Fue todo un flipe, se abrió la puerta en piso 15 y me ví en volandas, pues la ibicenca que sacaba su buena cabeza, camino de su piso y ya sin más preámbulos directamente a la cama, pensaba en el ucraniano, cuando la cabrona ya se había arreglado para bajarme el culotte y darme unas más que experta chupadas en la polla y que cobro fuerza y vigor.



Se echó a un lado para que le maseajara su espalda y le toque el canalillo de su culo, y se respingaba toda, tire de nuevo del tanga y le gustaba, me puse encima de ella ya sin ropa y enfilé a su cho, que encontré muy mojado y con pringue se notaba  el trabajo del ucraniano, me salía con facilidad tanta tan suave textura vaginal, uno acostumbrado carnes y texturas más  duras y fuertes.

Intenté encalomarsela mejor y en otra postura más perruna, pero se notaba que manejaba talla y que lo mío era algo insignificante, en esa tarea estaba cuando la muy cabrona echó una mano atrás tomo mi nabo u lo hizo correr por el canalillo de su coño camino a su ojete, eso la hizo delirar. Me preguntaba si la cabrona no querría que me corriera de esa manera o que se la metiera en el culete…?

 Estaba en esos pensamientos, cuando la oigo decir que su marido quería tener sexo anal  y que estaba muy pesasdito con el tema pero tenían un pollón del carajo, y al verte a ti pensé que más que un consolador y estando en el estado que me ha dejado mi hombre que mejor que iniciarme contigo y con esa rica pijita.

Se conocía que el ucraniano debía haber andado jugando con sus dedazos, pues aquello presentaba elasticidad y buena penetración, no me hizo falta escupir ni echar aceite , subí la lefa  de su coño hacia el culito, la puse a  cuatro patas y encañone mi polla al agujerito a la vez que me agarraba aquellas blondas nalgas.

 Tras una primera resistencia, aquello se abrió como un boquete y fui succionado  y escupido a gusto  de la señora que me hizo correr  al  poco tiempo, tanta suavidad y tanto movimiento… no contenta con que yo me corriera dentro sin haber disfrutado del todo, me arrastró literalmente al baño, y mientras limpiaba mi polla y cagaba sus últimas heces, me hacía chuparle sus respingonas tetas de pera, eso la puso a cien,

Y más cuando me dije que si tenía una pera , le podía poner un edema mientras me la chupaba, así fue en un instante allí estábamos en plena faena, y de nuevo penetrando aquel culito por segunda vez.

Me djo que no había problema que su marido no venía hasta la noche, que me repusiera que al menos un par de veces más caería la breva.


No solo cayo ese día sino tres más, con algún polvete en su chocho, que creo que no se enteraba de la estancia de mi pirulillo, hasta que al cuarto día me dijo que subiera para darme las gracias con una buena mamada, pero que su culito ya estaba siendo trabajado por la gran polla de su marido, y que gracias por lo servicios.

Así sucedió y así se lo he contado.

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