Estaba en plan relax ante de
salir a batirme el cobre en mi nueva y moderna bicicleta de ciclo turismo, en
aquella confitería de marras, con mi maillot y mi culote, marcando paquetillo.
Esperaba que la madura y maternal camarera echara sus tetazas sobre mi, como
gata en celo, a la hora de pedirme la comanda. Era un juego ya viejo entre
nosotros que no pasaba de esos ramalazos felinos.
En esas estaba cuando entró
una pareja alta y esbelta, el cuadrado de espaldas creo que por el
deje era de los países del Este, y se sentó en la mesa que había delante de mí,
dándome las espaldas, o sea que le veía las espaldas y el cogote.
Ella que era más fea que picio,
cuando pasó a mi lado dejaba oír un fru-fru, destilaba un olorcillo de perfume
y sexo, y mostraba por la camisa ibicenca unas tetas puntiagudas y unos
pezones saltones, señal de estar en celo y de están siendo manoseados, al
menos eso saqué en conclusión al ver sus aureolas mojaditas de sudor.
El culo era impresionante. ¿Por
qué todas las tías feas tienen luego esos culos tan esplendidos y atrayentes)
era una faldita de esas cortas de puntilla como si fuera una enagua, no era
para menos , estamos en otoño ya hace 24 grados. Impresionante.
Me levanté a pedir mi café y
bollo a mi camarera, y deje ver mi paquetillo marcando bulto en el
maillot.. me creí importante, pero al volver a mi asiento ví que el pie de la
estupenda acompañante del ucraniano, démosle esta identidad, estaba marcando el
impresionante paquete del fulano, que debía tener un pollón de 25 cm.
Vino mi camarera preferida pero
como vío que les prestaba más atención a las tetas y rojo tanga de la
vecina que mercaba raja al masajearle el paquete al acompañante, me azotó el
café que ponto dejó cercado en mi “paquetillo” y me dejó además sin sus
zalameros arrumacos tetiles. Maldita la hora que entro la vecina de traje
ibicenco.
Tome aquello en cuanto pude y
fui a sacar la bicicleta del mi coche cuando me dí de bruces con la pareja
que venía por la acera dándose morreos, y el tío metiéndole la mano por
las nalgas buscando algo….
Se pararon a mi altura un bezo
de rosca un magreo rápido y el fulano, sacó de un trastero pegado a mi
coche sus trastos de “paleta” o sea de albañil y se fue no sin
antes magrearle las tetas a su partenaire, en el coche a toda pastilla.
La “ibicenca” llamémosla así me
miró de arriba abajo echó cuentas, tomo medidas y yo extrañado de todo ello
después de haber dejado aquel pedazo de hombre que era el ucraniano.
Cuando me día cuenta la puta
bici deshinchada. Entré al coche a por la bomba de pie al cuando la tipa salío
del coche y para abrir el capo , pueso su pompis de cara a mi coche enseñando
la tira culera de su tanga, casi que le ví su cola de ballena. MI Paquete
de disparó pero aún así todo era ridículo comparado con el del ucraniano.
Di vueltas sobre mi bici ,
cuando la ibicenca me dijo que si le echaba una mano , me
acerqué y me preguntó
.- Sería usted tan amable de
ayudarme pues el coche no arranca?
Tras varios intentos determiné
que aquello era la batería, y le dije lo que creí que era, pero que yo no tenía
en ese momento los cables para ayudar a arrancarle el coche.
.- NO se preocupe, yo los tengo
en el piso, pero entre otros cables y no se bien cuáles son, y sino tiene
inconveniente suba conmigo escoge los que sean, pues mi marido lo tiene todo
revuelto, y de paso arreglamos ese desastre que le ha hecho la camarera.
Creo que dije que sí, a la vez
que me hacía liliputiense de altura, a la vez que mi paquetillo reducía tamaño.
Pasamos al portal yo detrás ella con la tentación de echarle mano a las
nalgas, y ella delante abrió el ascensor y medio paso, y tocó el 15 piso.
A partir de ahí se arrojó a mi
con ímpetu, me metió su larga lengua gasta la tráquea, enredó una de sus largas
piernas en las mías y metió su mano por el culote hasta alcanzar mi
“PAQUETILLO”! a partir de ahí de ahí creí que todo aquello se
acababa, pero se mostraba satisfecha con lo encontró dado el empuje que
mostraba, y más cuando me atreví a colocar mis manos sobre aquellas carnes
suaves u moldeables de sus nalgas y tiré de la cintilla de su tanga.
Fue todo un flipe, se abrió la
puerta en piso 15 y me ví en volandas, pues la ibicenca que sacaba su buena
cabeza, camino de su piso y ya sin más preámbulos directamente a la cama,
pensaba en el ucraniano, cuando la cabrona ya se había arreglado para bajarme
el culotte y darme unas más que experta chupadas en la polla y que cobro fuerza
y vigor.
Se echó a un lado para que le
maseajara su espalda y le toque el canalillo de su culo, y se respingaba toda,
tire de nuevo del tanga y le gustaba, me puse encima de ella ya sin ropa y
enfilé a su cho, que encontré muy mojado y con pringue se notaba el
trabajo del ucraniano, me salía con facilidad tanta tan suave textura vaginal,
uno acostumbrado carnes y texturas más duras y fuertes.
Intenté encalomarsela mejor y en
otra postura más perruna, pero se notaba que manejaba talla y que lo mío era
algo insignificante, en esa tarea estaba cuando la muy cabrona echó una mano
atrás tomo mi nabo u lo hizo correr por el canalillo de su coño camino a su
ojete, eso la hizo delirar. Me preguntaba si la cabrona no querría que me
corriera de esa manera o que se la metiera en el culete…?
Estaba en esos
pensamientos, cuando la oigo decir que su marido quería tener sexo anal y
que estaba muy pesasdito con el tema pero tenían un pollón del carajo, y al
verte a ti pensé que más que un consolador y estando en el estado que me ha
dejado mi hombre que mejor que iniciarme contigo y con esa rica pijita.
Se conocía que el ucraniano
debía haber andado jugando con sus dedazos, pues aquello presentaba elasticidad
y buena penetración, no me hizo falta escupir ni echar aceite , subí la
lefa de su coño hacia el culito, la puse a cuatro patas y encañone
mi polla al agujerito a la vez que me agarraba aquellas blondas nalgas.
Tras una primera
resistencia, aquello se abrió como un boquete y fui succionado y escupido
a gusto de la señora que me hizo correr al poco tiempo, tanta
suavidad y tanto movimiento… no contenta con que yo me corriera dentro sin
haber disfrutado del todo, me arrastró literalmente al baño, y mientras limpiaba
mi polla y cagaba sus últimas heces, me hacía chuparle sus respingonas tetas de
pera, eso la puso a cien,
Y más cuando me dije que si
tenía una pera , le podía poner un edema mientras me la chupaba, así fue en un
instante allí estábamos en plena faena, y de nuevo penetrando aquel culito por
segunda vez.
Me djo que no había problema que
su marido no venía hasta la noche, que me repusiera que al menos un par de
veces más caería la breva.
No solo cayo ese día sino tres
más, con algún polvete en su chocho, que creo que no se enteraba de la estancia
de mi pirulillo, hasta que al cuarto día me dijo que subiera para darme las
gracias con una buena mamada, pero que su culito ya estaba siendo trabajado por
la gran polla de su marido, y que gracias por lo servicios.
Así sucedió y así se lo he
contado.
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